Bienvenidos, mi queridos lectores, me presento para los que no me conozcan: mi nombre es Rodrigo Jesús y este es el segundo intento por crear un blog acerca de temas artísticos y culturales. La página anterior tenía bastantes errores y me impedían publicar al ritmo que me hubiera gustado.
El blog anterior se llama igual a este, y se encuentra en blogspot.
Sin mayores explicaciones, quisiera abordar la que, para los griegos, era considerada la primera y más elemental rama del arte y que había evitado en anteriores oportunidades. La arquitectura.
Para mi primera incursión en este rubro, quise hablar de mi colegio, ubicado en las afueras de la chilena ciudad rancagüína: Andrés Bello.
Su nombre se lo debe al personaje histórico homónimo, maestro y profesor del libertador americano Simón Bolívar. Es justamente ese espíritu pedagógico que se ha mantenido en el segundo plano de los libros de historia aquello que intenta atrapar su nombre. Al fin y al cabo, el motor de la sociedad no se encuentra en los ingenieros, ni en políticos, ni es contratista, ni menos en los abogados. El motor de la sociedad es el profesorado.
Para escribir este post, tuve la fortuna de conversar con Héctor Peña, la "mente maestra" detrás de la obra. Según él me contó, sus más grandes inspiraciones fue la arquitectura colonial-contextualista, combinado con el arte religioso-gótico. El patio interior, las jardineras y las paredes son claros ejemplos de la influencia criolla, mientras que la distribución de los espacios es la marca registrada de la construcción Europea. A pesar de ser un colegio de buena situación económica, existe una sana relación con el mundo campestre permitiendo incluso la presencia de pollos y caballos en el recinto.
Ahora bien, la verdadera esencia de los lugares la crean las personas. Y éste, quizá, es un punto bajo si realizo un análisis minucioso. Como estudiante he podido apreciar siempre una cierta tensión en las relaciones asimétricas, razón por la cual muchos se han marchado, pero, siendo justos, esto a propiciado un gran espíritu de compañerismo entre iguales, sin gente tratando de estar por sobre otra, y eso es difícil de encontrar.
Si debo elegir mi parte favorita del Andrés Bello, elijo sin duda la terraza interior que da al patio, es un lugar donde puedes observar todo el colegio y por dónde no transita mucha gente, una instancia idílica para guitarrear con los amigos.
Escribo estas lineas, principalmente, pensando en que algún día extrañaré todo lo que el colegio me ofrece, y siento que, estando ta en mi último año, ese día se acerca. Honestamente ya me siento emocionado por las aventuras que se me presentan en el horizonte, pero no quiero dejar atrás lo que he vivido allí. Se que a veces pudo darme momentos tensos y de frustración, pero también de alegría y emoción, Supongo que esto son solo unas gracias anticipadas.
¿Y ustedes? ¿Hay algo de sus colegios que les traiga recuerdos valiosos?
Cuéntenme.
Soy Rodrigo Jesús, y, como siempre, es un placer.
Dios les bendiga
PD: Disculpen que no hubieran más imágenes disponibles.