Los Centros
Andaluces fueron asociaciones culturales que en España y en el extranjero se
dedicaron a la difusión del andalucismo
(amor o apego a las cosas características o típicas de Andalucía). Sin embargo,
en su país natal, estos centros fueron clausurados con la dictadura del Primo
de Rivera aunque los que se encontraban en el extranjero siguieron en
funcionamiento, incluso hasta el día de hoy. Ese es el caso del “Centro Andaluz
de Perú”.
La directora de esta
institución en el año 2011, Carmen Pérez Poyón impulsó el trabajo del cual se
hablará en este post. Se trata del álbum del trovador peruano, Omar Camino
titulado “Soledad Sonora”.
Se trata, a grandes
rasgos, de una unión cultural. El disco consta en su totalidad de poesía
andaluz (con exponentes como Juan Ramón Giménez, Rafael Alberti o Luis de
Góngora) musicalizada con los ritmos y melodías predominantes del Perú, bien
como lo son el festejo, el valse o el landó.
Si bien es difícil
de decir, “Soledad Sonora” es una referencia al sentimiento predominante en las
obras pertenecientes a la modernidad española. La soledad, esta vez, puesta al
servicio de la música. Una forma de reconocer la influencia andaluz en la
música peruana.
Omar Camino, su
creador, es un trovador peruano caracterizado por su diversidad artística. En
el escenario combina la música, la improvisación de versos, lo tradicional
peruano y del mundo. Se ha presentado en diversos encuentros de música popular
y canto nuevo a lo largo de toda Latinoamérica, en países como Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia,
Costa Rica, Ecuador y México. No tuvo
una formación musical formal, por lo que todas sus destrezas las adquirió de
forma autodidacta, no obstante, esto no le impidió insertarse en el ambiente
musical: primero de la mano del rock en una banda llamada Danza Rota, con
quienes editó dos álbumes, uno homónimo el año 2001 y “Abrazar el mundo” el
2004, y luego como el cantautor de raíces folclóricas, como se le conoce
actualmente, motivado por la inquietud de encontrar e incorporar nuevos sonidos
provenientes de todo el Perú y gran parte de América Latina. Fruto de esto
último, aparece el 2009 su primer disco solista: “Camino”. Siguiendo esta misma
estela, el año 2011 sorprende con el álbum “Soledad de Soledades”, del cual se
habla en este post. Más tarde, el trovador demostraría que no todo es música en
su vida y publicaría el año 2013 su primer poemario, “Todo lo llevo en el
canto” y el año 2015 produce el “I Festival Internacional de la Canción
Independiente”, espacio destinado a promover la canción de autor, independiente
del estilo musical. Actualmente, según su página web, se encuentra preparando
la presentación de su tercer disco solista “Adioses y bienvenidas” que busca
exponer un estilo fresco y diverso combinando lo mejor del ayer y de hoy en su
país y el mundo.
Como ya se dijo, la
obra oscila entre varios estilos musicales. Pero siempre teniendo el común
denominador de la música andina; semejante al trabajo realizado siempre por Inti
Illimani, pero en menor medida.
Lo anterior converge en que el álbum combine lo sublime con
lo festivo magistralmente. Los arreglos musicales son impecables (mención
especial para Coco Vega, el guitarrista) y la interpretación instrumental derrocha pasión, cimentando la idea de que las
canciones fueron grabadas en la primera toma.
Lo mejor: todo lo ya dicho. Además, todo el conjunto suena increíblemente
natural y cercano. Parece una conversación disfrazada de música y poesía.
Honroso reconocimiento merecen los temas “Carnaval” y “Volverán las oscuras
golondrinas” que pasaron de ser líricas legendarias a canciones increíbles.
Lo peor: Si bien el arreglo musical es bueno, canciones como
“Aprended flores en mí” o “Bien puede ser” suenan, en algún punto, repetitivas
sobre la misma. Si bien es comprensible que esto ocurra debido al estribillo
que llevaban los mismos poemas, esto pudo haberse remediado con juegos
melódicos o cambios en el fraseo. Sin embargo, esto es lo de menos.
Conclusión: “La Soledad Sonora” es una pieza sublime, que,
quizá debido a su corta duración (8 canciones de aproximadamente cuatro
minutos), nos deja con ganas de más. No es un disco con el fin de ser solo eso.
Es un maravilloso experimento de unión cultural. Bien merece un lugar en la música peruana más
importante que el que ahora posee.
¿Qué les parece a ustedes? ¿Conocían a Omar Camino? ¿Les gusta la poesía abdaluza? Cuéntenme.
Como siempre, ha sido un placer. Dios les bendiga.
Como siempre, ha sido un placer. Dios les bendiga.
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