"Carretas, Campamento Gitano Cerca de Arlés" es el nombre de una pintura compuesta por Vincent Van Gogh el año 1888.
El nombre es puramente descriptivo, característico de las obras impresionistas, movimiento al cual Van Gogh perteneció antes de establecerse como Postimpresionista. Si bien se conoce el año de su composición, la fecha exacta de su creación no está disponible en internet, aunque, naturalmente, se puede deducir que esta se aproxima al 24 de mayo, puesto que esa es la fecha en que los gitanos de toda Europa peregrinan en dirección Saintes-Maries-de-la-Mer, distrito de la ciudad de Arlés, Francia para venerar a su matrona Sara la Negra. Por esos días, el holandés salía a pasear por el pueblo a pintar retratos y todo lo que se encontrara, aludiendo a que aquellos parajes del sur país Franco tenían un aire hermosamente oriental, estilo que también admiraba.
Al ser, como se mencionó, una obra post-impresionista, tomas los elementos transgresores del impresionismo, como lo son el salir del taller y pintar según se veía en el exterior en vivo y en directo. del mismo modo en que incurre en nuevas prácticas, como dejar de retratar únicamente la naturaleza para ahora concentrarse en la vida cotidiana de la gente. Un testimonio hecho pintura.
Su autor, Vincent Van Gogh, fue hijo de un pastor protestante. Su mayor amigo en el mundo fue su hermano, Theo, con quien intercambió una invaluable correspondencia donde ambos evidenciaban su cariño mutuo y servían, al mismo tiempo, de testimonio vital. Tras recibir una esmerada educación en un internado privado, a los dieciséis años entró como aprendiz en la filial de La Haya de la galería de arte parisina Goupil, una sociedad de comerciantes de arte fundada por su tío Vincent. Tiempo después viajó a Londres, donde sufriría decepciones a nivel profesional y sentimental, razón por la que volvería a su natal Holanda. De regreso, se entregó a su vocación teológica, persiguiendo sus sueños de ser pastor. Tales anhelos lo llevaron a la escuela de Amstardam y luego a Pâturages, esta vez en trabajo evangelizador. Allí conoció y empatizó con la situación de los mineros, llegando a darles todo lo que tenía y viviendo peor que ellos, acciones que lo llevaron a ser expulsado de la Escuela Evangelizadora. Tales experiencias lo llevaron a revaluar sus intereses; ahora interesado más en la pintura, decidió dedicarse a ella totalmente. De allí en más, sus continuos sufrimientos de amor fueron inspiración para sus creaciones, junto con el retrato de la vida cotidiana de la gente. En 1886 se reúne con Theo en París donde conoce a los impresionistas y el arte japonés, ingredientes que darían como resultado su característico estilo postimpresionista. Bajo este nuevo concepto, escucho de Arlés: pueblo del sur de Francia que se asemejaba mucho a los paisajes japoneses, cosas que el pintor andaba buscando. En 1888, Van Gogh se muda y allí alquila la "Casa Amarilla", donde pretendía conformar una tertulia de pintores, pero el único que acudió al llamado fue Paul Gauguin. Con el tiempo, la relación entre ambos fue haciéndose más tensa hasta que, luego de una discusión, Van Gogh se corta el lóbulo de la oreja, arrepentido. Este acontecimiento solo espantó aún más a su compañero, quien terminó por irse. Este hecho repercutió el la salud de Vincent, quien fue ingresado al hospital de Arlés y luego a un psiquiátrico, donde le ganaba, cada día más, la tristeza. Bajo este manto, en 1890, se traslada nuevamente a Paris con su hermano, y luego a Auvers-sur-Oise, donde era atendido por un médico particular. Lamentablemente, respecto a su ánimo, nada se pudo hacer. El 27 de julio de 1890 se dispara en el pecho, falleciendo dos días después, a los 36 años.
Al igual que todas las obras en Arlés, de Van Gogh, "Carretas..." es un reflejo. Un reflejo de la vida humana y no necesariamente de su entorno. La pintura plasma la vida gitana; el eterno recorrido del pueblo, el espíritu libre, la existencia sin hogar fijo, etc. Es, en contraste a lo que es común en la obra de Van Gogh, vagamente optimista. Quizá un reflejo del alma del pintor en sus primeros meses en aquella nueva tierra.
En lo personal, me parece excepcional la forma en que Vincent trazó la base (cielo, tierra). Demuestra irregularidad pero no es agotador. Es más bien como si hubiera intentado plasmar el movimiento de las nubes y la agitación del pasto seco a causa del viento. No es que le imprima realismo, pero marca una pauta que pintores futuros seguirán perfeccionando.
Yo elegí "Carretas, Campamento Gitano Cerca de Arlés" porque desde hace varios años, una réplica suya adorna la sala de mi casa. Me pareció impropio exhibirla sin conocer nada de ella. Después de todo, el arte merece ser apreciado. Su conocimiento es enriquecimiento, no una pérdida de tiempo.
Espero les haya servido y lo hayan disfrutado.
¿Me faltó decir algo? ¿Conocían esta obra? Cuéntenme.
Fue, como siempre, un placer. Dios les bendiga.
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